Andreas Gursky. La simultaneidad de lo superficial y lo sublime

El arte contemporáneo se encuentra en clara desventaja ante un sistema y una sociedad cada vez más cerrados y ciegos.

El capitalismo mantiene el control sobre los medios de producción, pero ahora, añade a su patrimonio el control sobre el cuerpo y pensamientos del ser humano, gracias a su paraíso consumista.

Algunos afirman que: existe gran libertad, y se regodean en la supuesta “diferencia”. Sin embargo, la libertad se reduce al libre mercado y la explotación. Y no hay tal diferencia.

Los medios masivos de dominación, ejercen, por medio de la reproducción; acciones violentas, arbitrarias, autoritarias y opresivas, con las que imponen gran cantidad de cárceles al ser humano.

En el caso del arte, es difícil encontrar artistas alejados del servilismo al mercado, al interés económico, la gran mayoría son agentes orgánicos del sistema.

Así, surge gran cantidad de personajes, que se autodenominan “artistas”, pero que no reflejan sino un arte decorativo, poco crítico; en resumidas cuentas, un arte light, al servicio del poder económico.