En este libro de clara intención divulgativa, mediante el texto de Fernando Lillo Redonet y las ilustraciones a color de Sandra Delgado, conoceremos a los gladiadores antes y durante el espectáculo, así como el impacto de estos combates en el público de ayer y hoy. Antes del espectáculo nos remontaremos a los orígenes funerarios y rituales de este tipo de luchas, entraremos en una escuela de gladiadores para saber cómo eran reclutados, cómo entrenaban y de qué se alimentaban, cuáles eran las relaciones dentro de la familia gladiatoria y qué tipos de gladiadores había con sus principales características. También sabremos quién organizaba los juegos y cuánto podían costar, y muchas otras cosas.El lector acabará sorprendido al introducirse en un mundo que creía conocer a través de los mitos populares y que presenta una realidad que supera y enriquece la ficción. Olvídense de los pulgares arriba y abajo y de la famosa frase de saludo al emperador y pasen a conocer a los gladiadores como seres humanos con nombres propios, inmersos en un tiempo y en una época que les idolatraba y odiaba a partes iguales.
En este libro de clara intención divulgativa, mediante el texto de Fernando Lillo Redonet y las ilustraciones a color de Sandra Delgado, conoceremos a los gladiadores antes y durante el espectáculo, así como el impacto de estos combates en el público de ayer y hoy. Antes del espectáculo nos remontaremos a los orígenes funerarios y rituales de este tipo de luchas, entraremos en una escuela de gladiadores para saber cómo eran reclutados, cómo entrenaban y de qué se alimentaban, cuáles eran las relaciones dentro de la familia gladiatoria y qué tipos de gladiadores había con sus principales características. También sabremos quién organizaba los juegos y cuánto podían costar, y muchas otras cosas.El lector acabará sorprendido al introducirse en un mundo que creía conocer a través de los mitos populares y que presenta una realidad que supera y enriquece la ficción. Olvídense de los pulgares arriba y abajo y de la famosa frase de saludo al emperador y pasen a conocer a los gladiadores como seres humanos con nombres propios, inmersos en un tiempo y en una época que les idolatraba y odiaba a partes iguales.