La nariz de un notario

Nonfiction, Religion & Spirituality, New Age, History, Fiction & Literature
Cover of the book La nariz de un notario by Edmond About, Library of Alexandria
View on Amazon View on AbeBooks View on Kobo View on B.Depository View on eBay View on Walmart
Author: Edmond About ISBN: 9781465566782
Publisher: Library of Alexandria Publication: July 29, 2009
Imprint: Library of Alexandria Language: Spanish
Author: Edmond About
ISBN: 9781465566782
Publisher: Library of Alexandria
Publication: July 29, 2009
Imprint: Library of Alexandria
Language: Spanish
EL ORIENTE Y EL OCCIDENTE SE ACOMETEN: LA SANGRE CORRE YA Maese Alfredo L'Ambert, antes de recibir el golpe fatal que le obligó a cambiar de narices, era, sin duda alguna, el notario más notable de Francia. En la época aquella contaba treinta y dos años; era de elevada estatura, y poseía unos ojos grandes y rasgados, una frente despejada y olímpica, y su barba y sus cabellos eran de un rubio admirable. Su nariz (la parte más prominente de su cuerpo), se retorcía majestuosa en forma de pico de águila. Aunque alguno no me crea, su nítida corbata blanca le sentaba a maravilla. ¿Era debido esto a que la usaba desde su más tierna infancia, o porque se surtía de ellas en alguna tienda afamada? Yo opino que eran ambas razones a un tiempo. Una cosa es atarse en torno del cuello un pañuelo de bolsillo blanco, hecho una torcida, y otra muy distinta formar, con arte y perfección, un espléndido nudo de inmaculada batista, cuyas puntas iguales, almidonadas sin exceso, se dirigen simétricamente a derecha e izquierda. Una corbata blanca elegida con acierto y anudada con esmero no es un adorno sin gracia; todas las mujeres os dirán lo mismo que yo. Pero no basta anudársela con maestría y con primor; es preciso, además, saberla llevar; esto es cuestión de práctica. ¿Por qué parecen los obreros tan torpes y desmañados el día que se casan? Porque suelen colocarse para el acto de la boda una corbata blanca sin previa preparación. Se acostumbra uno en seguida a llevar los más exorbitantes tocados: una corona por ejemplo. El soldado Bonaparte recogió una que el rey de Francia había dejado caer en la plaza de Luis XV: colocósela él mismo, sin que nadie le hubiese dado lecciones, y Europa declaró que aquel tocado no le sentaba muy mal. Animado por el éxito, no tardó en introducir la moda de las coronas en el círculo de su familia y de sus íntimos. Todos los que le rodeaban se la encasquetaron, o así lo pretendieron por lo menos. Pero este hombre extraordinario no pasó nunca de ser un porta-corbatas mediocre. El vizconde de C***, autor de varios poemas en prosa, había estudiado bien la diplomacia, o sea el arte de ponerse la corbata con fruto. Asistió, en 1815, a la revista de nuestro último ejército, algunos días antes de la campaña de Waterloo; y, ¿sabéis lo que más llamó su atención en aquella fiesta heroica en que se desbordó el entusiasmo desesperado de un gran pueblo? Que la corbata de Napoleón no estaba bien anudada
View on Amazon View on AbeBooks View on Kobo View on B.Depository View on eBay View on Walmart
EL ORIENTE Y EL OCCIDENTE SE ACOMETEN: LA SANGRE CORRE YA Maese Alfredo L'Ambert, antes de recibir el golpe fatal que le obligó a cambiar de narices, era, sin duda alguna, el notario más notable de Francia. En la época aquella contaba treinta y dos años; era de elevada estatura, y poseía unos ojos grandes y rasgados, una frente despejada y olímpica, y su barba y sus cabellos eran de un rubio admirable. Su nariz (la parte más prominente de su cuerpo), se retorcía majestuosa en forma de pico de águila. Aunque alguno no me crea, su nítida corbata blanca le sentaba a maravilla. ¿Era debido esto a que la usaba desde su más tierna infancia, o porque se surtía de ellas en alguna tienda afamada? Yo opino que eran ambas razones a un tiempo. Una cosa es atarse en torno del cuello un pañuelo de bolsillo blanco, hecho una torcida, y otra muy distinta formar, con arte y perfección, un espléndido nudo de inmaculada batista, cuyas puntas iguales, almidonadas sin exceso, se dirigen simétricamente a derecha e izquierda. Una corbata blanca elegida con acierto y anudada con esmero no es un adorno sin gracia; todas las mujeres os dirán lo mismo que yo. Pero no basta anudársela con maestría y con primor; es preciso, además, saberla llevar; esto es cuestión de práctica. ¿Por qué parecen los obreros tan torpes y desmañados el día que se casan? Porque suelen colocarse para el acto de la boda una corbata blanca sin previa preparación. Se acostumbra uno en seguida a llevar los más exorbitantes tocados: una corona por ejemplo. El soldado Bonaparte recogió una que el rey de Francia había dejado caer en la plaza de Luis XV: colocósela él mismo, sin que nadie le hubiese dado lecciones, y Europa declaró que aquel tocado no le sentaba muy mal. Animado por el éxito, no tardó en introducir la moda de las coronas en el círculo de su familia y de sus íntimos. Todos los que le rodeaban se la encasquetaron, o así lo pretendieron por lo menos. Pero este hombre extraordinario no pasó nunca de ser un porta-corbatas mediocre. El vizconde de C***, autor de varios poemas en prosa, había estudiado bien la diplomacia, o sea el arte de ponerse la corbata con fruto. Asistió, en 1815, a la revista de nuestro último ejército, algunos días antes de la campaña de Waterloo; y, ¿sabéis lo que más llamó su atención en aquella fiesta heroica en que se desbordó el entusiasmo desesperado de un gran pueblo? Que la corbata de Napoleón no estaba bien anudada

More books from Library of Alexandria

Cover of the book As Minas De Salomão by Edmond About
Cover of the book The Dungeons of Old Paris: Being the Story and Romance of the most Celebrated Prisons of the Monarchy and the Revolution by Edmond About
Cover of the book Italian Letters: The History of the Count de St. Julian by Edmond About
Cover of the book The New Forest Spy by Edmond About
Cover of the book Stanry M. Stanley Into the Heart of the Dark Continent by Edmond About
Cover of the book Select Works of Sri Sankaracharya by Edmond About
Cover of the book The Lost Atlantis and Other Ethnographic Studies by Edmond About
Cover of the book La Comédie De La Mort by Edmond About
Cover of the book Port O' Gold: A History-Romance of the San Francisco Argonauts by Edmond About
Cover of the book The Literature of the Old Testament by Edmond About
Cover of the book David Elginbrod by Edmond About
Cover of the book Canada: The Empire of The North Being The Romantic Story of The New Dominion's Growth from Colony to Kingdom by Edmond About
Cover of the book The Golfer's Rubaiyat by Edmond About
Cover of the book Life of Mary Queen of Scots (Complete) by Edmond About
Cover of the book Down The Columbia by Edmond About
We use our own "cookies" and third party cookies to improve services and to see statistical information. By using this website, you agree to our Privacy Policy