Author: | Julián Sanz Pascual | ISBN: | 9788494265389 |
Publisher: | Editorial Amarante | Publication: | May 19, 2014 |
Imprint: | Editorial Amarante | Language: | Spanish |
Author: | Julián Sanz Pascual |
ISBN: | 9788494265389 |
Publisher: | Editorial Amarante |
Publication: | May 19, 2014 |
Imprint: | Editorial Amarante |
Language: | Spanish |
Fue en los últimos años cincuenta del siglo XX cuando un día Demetrio Pérez Ortiz del Campo, un simple estudiante universitario de medicina, descubrió que su mundo se tambaleaba, que él se quedaba sin tierra bajo los pies. Entonces decidió apearse en marcha de este mundo virtual que tan mal funciona para montarse en otro más real y que funcionase mejor. Y emprendió una lucha desigual y desesperada para encontrarse a sí mismo en un modelo de obrar que fuese liberador. Posiblemente llegó a mirarse en esas estatuas de bronce de hombres ilustres que adornan nuestras plazas públicas, lo que le hubiese permitido ascender después con todo derecho al pedestal de las más dignas. Pero no tardó en darse cuenta de que el mundo no tiene remedio, de que la mente de los poderosos, de los que sí lo podrían remediar propiciando cambios, sólo se van a enganchar a ellos en la medida en que sirvan para que todo siga igual.
A Demetrio Pérez Ortiz del Campo, como espíritu puro escrito en blanco, le tocó probar de tan amarga medicina, y fue cuando comprendió que el destino de los verdaderos héroes es muy triste, que no es otro que el de verse empujados a ascender al alto pedestal en una plaza pública para convertirse en payaso, en uno de esos Payasos de bronce que después inspiran los más huecos discursos del charlatán de turno, los discursos que un día provocarán al payaso para salirse de su hornacina y para liarse a palos contra toda la concurrencia, la de los oradores primero, la de los estúpidos que los escuchan después, y esto para no terminar muriéndose de risa.
Fue en los últimos años cincuenta del siglo XX cuando un día Demetrio Pérez Ortiz del Campo, un simple estudiante universitario de medicina, descubrió que su mundo se tambaleaba, que él se quedaba sin tierra bajo los pies. Entonces decidió apearse en marcha de este mundo virtual que tan mal funciona para montarse en otro más real y que funcionase mejor. Y emprendió una lucha desigual y desesperada para encontrarse a sí mismo en un modelo de obrar que fuese liberador. Posiblemente llegó a mirarse en esas estatuas de bronce de hombres ilustres que adornan nuestras plazas públicas, lo que le hubiese permitido ascender después con todo derecho al pedestal de las más dignas. Pero no tardó en darse cuenta de que el mundo no tiene remedio, de que la mente de los poderosos, de los que sí lo podrían remediar propiciando cambios, sólo se van a enganchar a ellos en la medida en que sirvan para que todo siga igual.
A Demetrio Pérez Ortiz del Campo, como espíritu puro escrito en blanco, le tocó probar de tan amarga medicina, y fue cuando comprendió que el destino de los verdaderos héroes es muy triste, que no es otro que el de verse empujados a ascender al alto pedestal en una plaza pública para convertirse en payaso, en uno de esos Payasos de bronce que después inspiran los más huecos discursos del charlatán de turno, los discursos que un día provocarán al payaso para salirse de su hornacina y para liarse a palos contra toda la concurrencia, la de los oradores primero, la de los estúpidos que los escuchan después, y esto para no terminar muriéndose de risa.