Author: | Alessandro Baricco | ISBN: | 9788433934444 |
Publisher: | Editorial Anagrama | Publication: | December 10, 2013 |
Imprint: | Editorial Anagrama | Language: | Spanish |
Author: | Alessandro Baricco |
ISBN: | 9788433934444 |
Publisher: | Editorial Anagrama |
Publication: | December 10, 2013 |
Imprint: | Editorial Anagrama |
Language: | Spanish |
En una de las páginas de Mr Gwyn, la última novela de Alessandro Baricco, se aludía a cierta obra titulada Tres veces al amanecer, atribuida a un apócrifo autor angloindio, Akash Narayan. El afamado autor de Seda ha querido ofrecernos ahora esa obra, una secuela autónoma e independiente por completo (casi un mero pretexto, el punto de partida), un complejo mecanismo narrativo que hará las delicias del lector. Dos desconocidos, un hombre y una mujer, se encuentran tres veces en el vestíbulo de un hotel, poco antes del amanecer. Cada encuentro es único, y primero, y último: aunque se trate de los mismos personajes, sus destinos se cruzan en tres momentos distintos de sus vidas. Son dos adultos, primero; luego, un anciano portero de noche y una adolescente; finalmente, un chico y una policía ya madura, según una lógica temporal que no es la que se manifiesta en nuestra rígida realidad, sino que sólo resulta viable en la privilegiada mecánica de la ficción. Cada encuentro exigirá de ellos una elección cuyas repercusiones conformarán el resto de sus vidas. Estos tres relatos constituyen una novela posible que recrea el lector en su mente y que presenta algunos de los temas propios del autor: la posibilidad (o imposibilidad) del cambio, la arbitrariedad del destino humano o la responsabilidad hacia el prójimo, siempre a la luz difusa del amanecer, que sugiere y revela, descubre y perfila, colocando las cosas en su sitio en el momento de su aparición. «En el primero de los tres relatos se apunta al hecho de que nadie cambia nunca verdaderamente. Como uno es de niño, así permanecerá toda la vida. Y, sin embargo, el deseo de cambiar es un impulso que nos acompaña. A veces nos gustaría empezar desde cero. Pero no se puede: ?cambiar las cartas es imposible, lo único que nos queda es cambiar la mesa de juego?, sentencia un personaje» (Antonio Gnoli, La Repubblica).
En una de las páginas de Mr Gwyn, la última novela de Alessandro Baricco, se aludía a cierta obra titulada Tres veces al amanecer, atribuida a un apócrifo autor angloindio, Akash Narayan. El afamado autor de Seda ha querido ofrecernos ahora esa obra, una secuela autónoma e independiente por completo (casi un mero pretexto, el punto de partida), un complejo mecanismo narrativo que hará las delicias del lector. Dos desconocidos, un hombre y una mujer, se encuentran tres veces en el vestíbulo de un hotel, poco antes del amanecer. Cada encuentro es único, y primero, y último: aunque se trate de los mismos personajes, sus destinos se cruzan en tres momentos distintos de sus vidas. Son dos adultos, primero; luego, un anciano portero de noche y una adolescente; finalmente, un chico y una policía ya madura, según una lógica temporal que no es la que se manifiesta en nuestra rígida realidad, sino que sólo resulta viable en la privilegiada mecánica de la ficción. Cada encuentro exigirá de ellos una elección cuyas repercusiones conformarán el resto de sus vidas. Estos tres relatos constituyen una novela posible que recrea el lector en su mente y que presenta algunos de los temas propios del autor: la posibilidad (o imposibilidad) del cambio, la arbitrariedad del destino humano o la responsabilidad hacia el prójimo, siempre a la luz difusa del amanecer, que sugiere y revela, descubre y perfila, colocando las cosas en su sitio en el momento de su aparición. «En el primero de los tres relatos se apunta al hecho de que nadie cambia nunca verdaderamente. Como uno es de niño, así permanecerá toda la vida. Y, sin embargo, el deseo de cambiar es un impulso que nos acompaña. A veces nos gustaría empezar desde cero. Pero no se puede: ?cambiar las cartas es imposible, lo único que nos queda es cambiar la mesa de juego?, sentencia un personaje» (Antonio Gnoli, La Repubblica).