Author: | Fernando Ortiz | ISBN: | 9788490075951 |
Publisher: | Red ediciones | Publication: | August 1, 2016 |
Imprint: | Linkgua digital | Language: | Spanish |
Author: | Fernando Ortiz |
ISBN: | 9788490075951 |
Publisher: | Red ediciones |
Publication: | August 1, 2016 |
Imprint: | Linkgua digital |
Language: | Spanish |
Cuba en la paz de Versalles es un discurso pronunciado en la Cámara de representantes en la sesión del 4 de febrero de 1920 por Fernando Ortiz, vicepresidente de la Cámara por el Partido liberal. Como hombre político, militante del Partido Liberal luchó por la implantación de la democracia a través de procesos electorales que asegurasen el restablecimiento de las libertades en Cuba. En su discurso pronunciado en la Cámara de representantes, denunció la falta de compromiso de la Liga de Naciones para proteger la identidad cubana y la situación que sufren la naciones más desprotegidas.«Si continuamos entregados a las ambiciones incultas y a los impulsos reaccionarios de la injusticia, nuestra situación en el mundo será más que modesta; seguiremos como hasta ahora, al borde del camino de la vida: perezosos, soñolientos, sin oír los gritos de las naciones que van marchando, y pidiendo, en harapos, una limosna de justicia y un respeto a nuestra soberanía, a las grandes naciones que al galope de su civilización nos van dejando atrás, en la senda del futuro, jadeantes y mordiendo el polvo del progreso que se aleja.»
Cuba en la paz de Versalles es un discurso pronunciado en la Cámara de representantes en la sesión del 4 de febrero de 1920 por Fernando Ortiz, vicepresidente de la Cámara por el Partido liberal. Como hombre político, militante del Partido Liberal luchó por la implantación de la democracia a través de procesos electorales que asegurasen el restablecimiento de las libertades en Cuba. En su discurso pronunciado en la Cámara de representantes, denunció la falta de compromiso de la Liga de Naciones para proteger la identidad cubana y la situación que sufren la naciones más desprotegidas.«Si continuamos entregados a las ambiciones incultas y a los impulsos reaccionarios de la injusticia, nuestra situación en el mundo será más que modesta; seguiremos como hasta ahora, al borde del camino de la vida: perezosos, soñolientos, sin oír los gritos de las naciones que van marchando, y pidiendo, en harapos, una limosna de justicia y un respeto a nuestra soberanía, a las grandes naciones que al galope de su civilización nos van dejando atrás, en la senda del futuro, jadeantes y mordiendo el polvo del progreso que se aleja.»