Memorias de la Guerra de los Mil Dias

Nonfiction, History, Americas, Latin America, Biography & Memoir
Cover of the book Memorias de la Guerra de los Mil Dias by Lucas Caballero Barrera, Luis Alberto Villamarin Pulido
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Author: Lucas Caballero Barrera ISBN: 9781370391899
Publisher: Luis Alberto Villamarin Pulido Publication: March 6, 2018
Imprint: Smashwords Edition Language: English
Author: Lucas Caballero Barrera
ISBN: 9781370391899
Publisher: Luis Alberto Villamarin Pulido
Publication: March 6, 2018
Imprint: Smashwords Edition
Language: English

El abrupto cambio sociopolítico generado por la derogación de la Constitución federalista firmada en Rionegro-Antioquia de 1863, para dar paso a la Constitución centralista de 1886, además de los violentos intentos de cooptación de los conservadores históricos, para los mezquinos intereses personales de José Manuel Marroquín, sumados a las ambiciones liberales de retomar el poder, no para mejorar el país sino las prebendas de las élites auto convencidas de un destino divino para gobernar a Colombia, hicieron metástasis y condujeron a Colombia al inicio de otra guerra civil a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX.

La denominada Guerra de los Mil Días, considerada el mayor conflicto civil en Colombia ocurrió entre el 17 de octubre de 1899 y el 21 de noviembre de 1902, al principio entre el Partido Liberal y el gobierno del Partido Nacional en cabeza del presidente Manuel Antonio Sanclemente, quien fue derrocado el 31 de julio de 1900 por José Manuel Marroquín Ricaurte, representante del Partido Conservador histórico en alianza con el sector liberal encabezado por el expresidente Aquileo Parra. A pesar de esa alianza, la guerra continuó entre liberales y conservadores históricos.

En síntesis, la sangrienta guerra fue un enfrentamiento sostenido de guerra irregular entre el bien organizado ejército gubernamental primero nacionalista y un ejército de guerrillas liberales mal entrenado y anárquico.

Pronto, la guerra se internacionalizó, pues se extendió a Ecuador y Venezuela, en cuyos territorios se libraron batallas entre fuerzas militares colombianas y ecuatorianas o venezolanas que apoyaban a las guerrillas liberales colombianas. Otras naciones como Guatemala, El Salvador y Nicaragua apoyaron a ambos bandos con armamento y suministros.

Estados Unidos también intervino en acciones bélicas en Panamá, donde una flota norteamericana garantizaba la seguridad del istmo desde el tratado Mallarino-Bidlack de 1846.

Por la anteriores razones, la cruenta Guerra de los Mil Días dio la victoria del Partido Conservador, pero a la vez condujo a la devastación política, económica y social de la nación, sintetizada en más de cien mil muertos, la desaparición del Partido Nacional y de remate en noviembre de 1903, la traición y separación de Panamá, que para la época era departamento de Colombia.

En conclusión, Colombia quedó devastada en todos los as-pectos. Sobrevino una enorme crisis económica que se agravó con la separación de Panamá, la enorme deuda derivada de los gastos militares en los que incurrió el gobierno conservador y los compromisos adquiridos con los rebeldes liberales en el tratado de Wisconsin. Así, el país estaba empobrecido, sus industrias y vías de comunicación se encontraban destruidas, y la deuda externa e interna eran gigantescas. Prueba de ello es que la libra esterlina, utilizada en esa época como la divisa internacional referente de cambio pasó de 15,85 pesos en 1898 a 505 pesos en 1903.

En ese orden de ideas, Memorias de la Guerra de los Mil Días escrito por el aristócrata liberal Lucas Caballero, es una parte de la historia de la violencia desatada de manera simultánea por los irresponsables dirigentes políticos de ambos partidos tradicionales, pero desde luego un importante aporte documental para historiadores, sociólogos, militares, violentólogos y lectores en general que deseen profundizar en la accidentada historia de Colombia, y en las razones de la influencia de la violencia politizada en las dificultades que ha tenido el país, para ocupar el sitial que merece en el hemisferio debido a su privilegiada posición geoestratégica, pluriculturalidad, multietnicismo y riquezas naturales.

Mucho por aprender de la historia de esta guerra, pero también mucho por corregir todavía. Colombia merece un destino mejor.

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El abrupto cambio sociopolítico generado por la derogación de la Constitución federalista firmada en Rionegro-Antioquia de 1863, para dar paso a la Constitución centralista de 1886, además de los violentos intentos de cooptación de los conservadores históricos, para los mezquinos intereses personales de José Manuel Marroquín, sumados a las ambiciones liberales de retomar el poder, no para mejorar el país sino las prebendas de las élites auto convencidas de un destino divino para gobernar a Colombia, hicieron metástasis y condujeron a Colombia al inicio de otra guerra civil a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX.

La denominada Guerra de los Mil Días, considerada el mayor conflicto civil en Colombia ocurrió entre el 17 de octubre de 1899 y el 21 de noviembre de 1902, al principio entre el Partido Liberal y el gobierno del Partido Nacional en cabeza del presidente Manuel Antonio Sanclemente, quien fue derrocado el 31 de julio de 1900 por José Manuel Marroquín Ricaurte, representante del Partido Conservador histórico en alianza con el sector liberal encabezado por el expresidente Aquileo Parra. A pesar de esa alianza, la guerra continuó entre liberales y conservadores históricos.

En síntesis, la sangrienta guerra fue un enfrentamiento sostenido de guerra irregular entre el bien organizado ejército gubernamental primero nacionalista y un ejército de guerrillas liberales mal entrenado y anárquico.

Pronto, la guerra se internacionalizó, pues se extendió a Ecuador y Venezuela, en cuyos territorios se libraron batallas entre fuerzas militares colombianas y ecuatorianas o venezolanas que apoyaban a las guerrillas liberales colombianas. Otras naciones como Guatemala, El Salvador y Nicaragua apoyaron a ambos bandos con armamento y suministros.

Estados Unidos también intervino en acciones bélicas en Panamá, donde una flota norteamericana garantizaba la seguridad del istmo desde el tratado Mallarino-Bidlack de 1846.

Por la anteriores razones, la cruenta Guerra de los Mil Días dio la victoria del Partido Conservador, pero a la vez condujo a la devastación política, económica y social de la nación, sintetizada en más de cien mil muertos, la desaparición del Partido Nacional y de remate en noviembre de 1903, la traición y separación de Panamá, que para la época era departamento de Colombia.

En conclusión, Colombia quedó devastada en todos los as-pectos. Sobrevino una enorme crisis económica que se agravó con la separación de Panamá, la enorme deuda derivada de los gastos militares en los que incurrió el gobierno conservador y los compromisos adquiridos con los rebeldes liberales en el tratado de Wisconsin. Así, el país estaba empobrecido, sus industrias y vías de comunicación se encontraban destruidas, y la deuda externa e interna eran gigantescas. Prueba de ello es que la libra esterlina, utilizada en esa época como la divisa internacional referente de cambio pasó de 15,85 pesos en 1898 a 505 pesos en 1903.

En ese orden de ideas, Memorias de la Guerra de los Mil Días escrito por el aristócrata liberal Lucas Caballero, es una parte de la historia de la violencia desatada de manera simultánea por los irresponsables dirigentes políticos de ambos partidos tradicionales, pero desde luego un importante aporte documental para historiadores, sociólogos, militares, violentólogos y lectores en general que deseen profundizar en la accidentada historia de Colombia, y en las razones de la influencia de la violencia politizada en las dificultades que ha tenido el país, para ocupar el sitial que merece en el hemisferio debido a su privilegiada posición geoestratégica, pluriculturalidad, multietnicismo y riquezas naturales.

Mucho por aprender de la historia de esta guerra, pero también mucho por corregir todavía. Colombia merece un destino mejor.

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